Espacio Foto

José Pilone
DESDOBLAMIENTOS

Sentados en un café hablando sobre las fotografías que finalmente estarían en la exposición “desdoblamientos, los otros que me habitan”, Pilone en determinado momento me dice “lo que te ata también te redime”. Referido a su otro rol profesional como perito ingeniero en la función pública. Quedé pensando unos segundos y respondo que sin lugar a dudas cierta área de seguridad para su sobrevivencia le ha otorgado una forma diferente de acceder, hacer y pensar la fotografía, junto a su permanente necesidad de cambio por incomodidades personales de diversa índole. Por eso, sus propios procesos de creación se han convertido en juegos deliberados, medidos, calibrados para seguir produciendo como fuerza vital y sentido existencial. Conceptualmente el “habitar” post-estructuralista ha posibilitado en nuestro pensamiento occidental una multiplicidad de deconstrucciones intelectuales y prácticas. Entonces, desdoblarse forma parte de una praxis identitaria donde el yo no es algo dado, sino que conforma su subjetividad en relación a sí mismo. Para perspectivas como la kantiana y foucaultiana el reconocerse como sujeto universal se constituye en relación.

De esta manera, pienso que las prácticas artísticas de Pilone tienen retroalimentación permanente, yendo desde la serie el “El Hombre gris”, -que no sólo encontramos sus rastros en Uruguay, sino como él mismo constatara también está en la grisura de la atmósfera burocrática rusa-, a las imágenes latentes de desaparecidos, en la obra del colombiano Oscar Muñoz, que hacen eco en un lavatorio de Montevideo. Así como el dolor y la muerte tienen rasgos universales también están en la alegría y el desborde de la vida en sus nacimientos exuberantes. Interesante y filoso es el atreverse a explorar estos caminos. No menor es el trabajo de José Pilone excedido en la fotografía convencional porque formatea escenarios para explorar, imaginar, jugar, construir y en definitiva poner su cuerpo para forzar la creación, como auténtico hacedor del arte. Desde mortajas enterradas, laberintos espejados, incómodas esquinas, escaleras sin salidas, garabatos aceitados, coloridos harapos, anzuelos tramposos; el artista Pilone torna -cada día jugando- el inconsciente en consciente. Naturaleza de quien crea su propio habitar.

Delma Rodríguez